Sixto comparte:
«La raíz cuadrada de 7300 millones de individuos es tan solo 85,444. De tal manera que solo se necesitan 85,444 personas que piensen positivo y se comprometan con ser positivos para generar la reacción en cadena de cambios positivos planetarios.»
Sixto Paz escribió:
Los indios Hopis del sur de los Estados Unidos, hablaban de que se necesitaban 144,000 danzantes del sol que se mantuvieran danzando durante la terrible noche oscura de la humanidad, para asegurar el nacimiento del nuevo día. Los aztecas hablaban de 144,000 mixcoatl, guerreros de la luz, luchando contra la oscuridad para asegurar la luz. El Apocalipsis capitulo 7 habla de 144,000 personas que lavaron sus vestiduras (despertaron conciencia), y lograron que millones de personas cambiaran.
Ciertamente los científicos hablan de solo la raíz cuadrada para un cambio, esto es 85,444 personas. Pero para que el cambio sea irreversible y trascendental deben de ser más, además el número 144 es clave, suma 9 que es el nacimiento a algo nuevo. Uno es la unidad, cuatro es la preparación.
Pequeño fragmento del libro «De los guardianes y vigilantes de Mundos» de Sixto Paz Wells:
LOS GUERREROS DE LA LUZ
A manera de conclusión y como nuestro aporte reflexivo al tema, podemos afirmar que sobre la base de todo lo expuesto, extraído de las comunicaciones y los encuentros y al ejemplo del Cristo, lo que se espera de la humanidad es que llegue a ser capaz de aceptar la iniciación más secreta y elevada en el camino espiritual, como es la muerte mística, muriendo voluntaria y conscientemente a los deseos y apegos, procurando el bien común, dispuestos a amar intensamente y hasta las últimas consecuencias. Y que también se produzca la resurrección colectiva de la conciencia, que hasta ahora ha venido durmiendo en un sueño de muerte.
Ha llegado el día en que gracias a la labor de muchos guerreros de la luz se está accediendo a un conocimiento profundo, que estuvo guardado para ser entregado en su momento oportuno a quienes estuviesen dispuestos a ver más allá de sus ojos a riesgo de la confrontación que supondría con sus creencias. Es éste el momento de madurez y decisión como para que seamos capaces todos de amar intensamente y perdonar a aquellos seres cósmicos que han boicoteado nuestra evolución sobre la Tierra; aquellos hermanos mayores que tuvieron temor de nosotros y nos hicieron la vida imposible, así como a todos sus débiles y equivocados colaboradores. Pero no será viable un perdón cósmico, si antes no estamos dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos y aceptarnos tal como somos, porque sólo así podremos aceptar y perdonar a los demás que nos rodean. Y es que el resentimiento y el rencor, como el sentimiento de culpa y la frustración, están envenenando la vida de las personas, fabricándonos enfermedades de origen vibratorio que están acabando con nuestras existencias.
Y debemos entender que amar a los demás aceptándolos tal como son no significa alcahuetería a sus errores, simplemente supone empezar por no tratar de cambiar a nadie y más bien, cambiar uno en las pequeñas cosas, fortaleciéndonos para más adelante enfrentar los retos mayores.
Tenemos entonces claro por dónde debemos empezar para dar cumplimento al Plan Cósmico, y esto a través de nuestra personal y diaria actitud mental, y a nuestra disposición a perdonarnos y perdonar para corregir. Porque perdonar no significa dar carta blanca para que se nos siga ofendiendo o perjudicando, es simplemente no dejar que el daño o las malas intenciones envenenen nuestras vidas, o impidan que sigamos viendo la vida con esperanza y alegría. Recordemos siempre que es el desaliento y pesimismo lo que se busca sembrar en nosotros, para que perdamos la fuerza que da la voluntad y el optimismo para alcanzar nuestra realización.
Es cierto que en la actualidad el panorama mundial se nos presenta oscuro y desalentador, pero también nunca antes como ahora se puede avizorar un horizonte de esperanza con los grandes cambios mundiales que se han venido produciendo a una velocidad vertiginosa, gracias a la gran cantidad de personas que en el mundo están trabajando para que las cosas cambien; además, día a día son más las personas que van recuperando la fe en el amor y en las prácticas espirituales de la oración y la meditación, que están sintonizando a muchos para lograr un solo gran objetivo: el gran cambio positivo que revierta el futuro negativo ampliamente profetizado.
Las profecías de los indios Hopi y Pueblo habla de la importancia de reunir a ciento cuarenta y cuatro mil danzantes del sol, guerreros de la luz, para que se mantengan danzando en torno al fuego sagrado durante la terrible noche oscura que está padeciendo la humanidad, para asegurar así la continuidad de la luz y un nuevo amanecer. Esta profecía habla de todos nosotros; de todos aquellos que conscientemente nos sentimos identificados con la misión de mantenernos despiertos de este largo sueño que aún mantiene inconsciente a la mayoría, para que haya un próximo despertar colectivo y que en la batalla final contra las tinieblas nos encuentre fortalecidos en la fe, el amor y el entendimiento.
El nuevo día sólo será posible si nos mantenemos velando en nuestro interior con constancia y perseverancia, por cuanto son muchas las personas en el mundo que están buscando afanosamente y laboran en la espiritualidad, pero la falta de consecuencia y continuidad con la enseñanza merman la voluntad restándole fuerza a todo cuanto se está haciendo.
Es cierto que no se necesitan muchos para que el mundo cambie, pero lo que sí es necesario es que los que sean, lo sean todo el tiempo:
¡Guerreros de la luz!…