En Dirección de las Flechas
En las serranías del oeste de la Rioja, Argentina, se encuentra este yacimiento fósil que ocupa una superficie de 215.000 hectáreas, constituyéndose en uno de los principales puntos del mundo en aportar notorios descubrimientos paleontológicos que abarcan casi la totalidad del período Triásico «época del surgimiento de los dinosaurios», además de ser famoso por sus caprichosas formaciones de areniscas y rocas que reproducen, muchas veces, extrañas formas humanas y zoomorfas.
En el pasado, según estiman los estudiosos, entre los años 120 y 1180, Talampaya fue recorrida por diversos grupos humanos, algunos de ellos con claras influencias Incas, como los Condor Huasi. Siempre de paso en medio de los farallones de piedra y arena roja, habitando temporalmente las diversas cuevas y aleros que se hallan allí. A cielo abierto, sobre paredones verticales o sobre grandes rocas, aquellos que transitaron por Talampaya dejaron su legado en diversos petroglífos o incisiones en la roca, algunos de ellos incomprensibles y marcadamente misteriosos.
Desde luego, es bien conocida la imagen de dos «astronautas» en la entrada que da al cañón de Talampaya. Dos claras figuras humanas, que al parecer lucen con una suerte de escafandra, aparecen en medio de dos «flechas» que señalan el cielo y la Tierra, como sugiriendo la conexión estelar de los extraños personajes. Como es de suponer, la interpretación oficial apunta a la presencia de dos chamanes con su vestimenta ritual, y las flechas como la reproducción de las huellas del Ñandú (ave del lugar). Sea como fuere, abundan los petroglífos insólitos, y las explicaciones que se esgrimen en torno a ellos aún muestran sendos vacíos. Por ejemplo, en un sector de los petroglifos no expuesto al turista, se aprecia la reproducción de un pie humano de grandes proporciones sobre una roca. Lo más inquietante es que el mismo tiene seis dedos.
Este lugar de gran interés, convertido hoy en Parque Nacional y Patrimonio Cultural de la Humanidad, es el ingreso secreto a la ciudad intraterrestre de Ankar, enclave antediluviano que habría sido fundado hace miles de años por visitantes extraterrestres, y actualmente centro de operaciones de la Hermandad Blanca. Una red de túneles une esta ciudad subterránea con la mítica ERKS de Capilla del Monte, Isidris en Mendoza, y una base extraterrestre en el «Valle de la Luna», en San Juan.
En nuestra visita a Talampaya recogimos importantes testimonios de los guías de circuitos turísticos, quienes a boca de jarro y sin mayor vergüenza nos comentaron la frecuente presencia de «extrañas luces», sobrevolando en la mayoría de los casos la zona de Los Cajones y aledañas. Para nosotros, una clave más que señala este curioso punto de la Argentina como el acceso a otra realidad que convive con nosotros.