Capítulo 12 (cuarta humanidad)
Ante todo esto, la Confederación intervino inmediatamente tratando de corregir el error de los Vigilantes, por lo que se esperó a que se produjeran los nacimientos de los mestizos, los cuales fueron concentrados en una grupo de diez islas en el Océano Atlántico la mayor de ellas llamada la isla de Undal y en donde sus padres extraterrestres se verán comprometidos a educarlos, dando lugar a la legendaria civilización de los Atlantes.
Evidencias de un Mundo Sumergido
Más allá de las columnas de Hércules afirmaba Platón en sus «Diálogos» existieron vastas tierras, tan grandes como Asia Menor y Libia juntas, hasta que, en un sólo día, este mundo que albergaba a una sociedad avanzada, sucumbió bajo las aguas del océano Atlántico; de allí el nombre con el cual se recuerda a aquella civilización desaparecida: Atlántida (Aunque esta denominación, en verdad, se pierde en el origen de los tiempos, así como su historia).
Aunque parezca insólito aceptar la desaparición de una civilización bajo el océano, algunos científicos se han venido topando con algunos indicios que sugieren la realidad de todo esto.
Por ejemplo, es interesante saber que el estudio realizado por los científicos del Observatorio Lamont (una división de la Universidad de Columbia en Palisades, N.Y.) determinó cambios geológicos de carácter anormal hace 11.500 años en el Atlántico; estas conclusiones encajan notablemente con la fecha de la destrucción de la Atlántida.
Otro dato curioso es la existencia de una cadena montañosa que se extiende por la zona central del Atlántico; estas formaciones son conocidas por los geólogos con el nombre de dorsales. La dorsal Mesoatlántica es de por sí una de las pruebas más favorables para apoyar la existencia de tierras sumergidas. En muchos casos las crestas de la dorsal se elevan por encima del mar formando islas; allí encontramos arrecifes de coral y sedimentos propios de las aguas poco profundas, lo cual nos sugiere que, en algún tiempo remoto, estas tierras estuvieron próximas a la superficie.
Para añadir más argumentos a favor del mundo sumergido, podríamos citar que, ya en 1898, se encontró en el océano Atlántico a 700 Km. de las Azores porciones de Taquilita; es decir, lava basáltica que se enfrió rápidamente. Este fenómeno sólo es posible si la lava se encontró expuesta al aire, lo que no ocurre generalmente con las lavas enfriadas en las profundidades del mar. Al menos ello es lo que sostiene el geólogo P. Termier, del Instituto Oceanográfico de Mónaco. Termier concluye que la lava debió sumergirse en una fecha no mayor a 15.000 años. Sin embargo, también debemos decir que no siempre estos estudios son aceptados. Aún existen muchos detractores de la existencia de la Atlántida.
En los textos antiguos encontramos también evidencias no menos importantes, como por ejemplo, la clara alusión a «islas perdidas». Recordemos la Esqueria de Homero y la enigmática Tarsis del profeta bíblico Ezequiel. Por su parte, los Mayas y los Aztecas sostenían provenir de una «isla» situada al este de México y que denominaban Aztlán. Es posible que se refieran con ello a la Atlántida de Platón. La morada de los mestizos y los Vigilantes.