Capítulo 6
Los primeros seres del Universo Material que vinieron a la Tierra se instalaron en bases submarinas muy cerca de lo que hoy sería la Antártida, cuando ésta como parte de un megacontinente se hallaba a la altura del ecuador planetario, en un escenario donde los mares eran ácidos. Aquellos visitantes provenían de un sistema planetario de la Constelación del Cisne, a miles de años luz de nuestro Sistema Solar.
Ellos por encargo de las jerarquías aceleraron el proceso de la vida en nuestro mundo hace miles de millones de años, ayudando a cambiar la acidez de los mares convirtiéndolos en alcalinos, y así modificar las condiciones químicas del planeta. A esta primera humanidad o civilización aunque de origen extraterrestre se le conoce como la Antártica, o los «Padres Antiguos».
Sembrando los Patrones de Vida
Los visitantes científicos extraterrestres, al igual que los Ingenieros Genéticos, estaban capacitados para estimular la vida en un planeta. En este caso, ellos sembrarían patrones de vida provenientes de Orión, una de las civilizaciones más emblemáticas del Universo Material para desarrollar el Plan, por cuanto así como los humanoides y felinoides, los reptiloides se habían expandido mucho demostrando una gran capacidad de adaptación; además como todos, había sufrido en carne propia el estancamiento evolutivo, al haber seguido una línea de desenvolvimiento excesivamente mental heredada de los Resplandecientes.
Así, los científicos extraterrestres depositaron en la Tierra una molécula auto-replicante, que derivaría más tarde en el desarrollo de formas de vida complejas.A pesar del origen foráneo de la siembra se procuró observar el surgimiento de una civilización nueva, que aunque recibiera las mismas influencias que afrontaron las civilizaciones extraterrestres que las precedieron, tendría que enfrentar como novedad obstáculos mayores.
La Tierra
Antes de la visita de los científicos del Cisne, en la Tierra primitiva no había aún ningún ser vivo. El modelo que actualmente manejan muchos científicos nos presenta una corteza bastante caliente, compuesta de roca primitiva bañada por mares en continua ebullición y en equilibrio con nubes cargadas de lluvia y electricidad estática, que se descargaban en forma de violentas tormentas con rayos y centellas.
A medida que descendió la temperatura, poco a poco se fueron formando al «azar» según la opinión de la ciencia otras sustancias necesarias para la eventual formación de las primeras moléculas capaces de auto-reproducción: formato, aspartato, lactato, glicina, ribosa, adenina y glucosa.
¿Por qué se pueden formar estas moléculas? Todo ello, desde luego, no fue fruto del azar, sino de la propia intervención extraterrestre y la «siembra» de los patrones de vida , que se basaba no sólo en un inimaginable conocimiento químico, sino también de su íntima y secreta relación con la geometría. Por ejemplo, el empleo del «tetraedro«. Es interesante saber que tanto el carbono como el nitrógeno y el oxígeno son fundamentalmente tetraedros, que de alguna manera buscan asumir esa geometría de manera tal que tendrán la mayor estabilidad cuando en los cuatro vértices del tetraedro se encuentren dos electrones con espín opuesto. Esto es importante, por cuanto cualquier otra estructura será menos estable y susceptible de reaccionar con otros átomos.
Desde 1990, Christopher Chyba del Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre propuso que el agua y los gases de la atmósfera terrestre provienen de la colisión con cometas, meteoritos, etc. que no sólo trajeron agua y gases sino aminoácidos y otras moléculas orgánicas. Evidencia de que esto pudo haber sido, así es que en los Cometas Halley, Hale-Bopp y Hiakutake se detectó la presencia de querógeno, etano y metano. Hoy por hoy esta teoría, llamada «panspermia» por los científicos que la apoyan, señala la Nebulosa de Orión como el posible origen de las primeras moléculas en la Tierra. En Marzo del año 2011 el astrobiólogo norteamericano Richard Hoover de la Nasa declaró que después de 10 años de un estudio exhaustivo de meteoritos encontrados en la Antártida y Siberia, se habían encontrado microorganismos y bacterias fósiles similares a los de la Tierra y otros diferentes. Mientras que en el mes de Agosto de ese mismo año, el científico Michael Callahan del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa reiteró que los componentes del ADN pudieron haber llegado desde el espacio, ya que existen tres líneas de evidencias que dan confianza como para afirmar que los bloques constructores del ADN se crearon en el espacio.
La presencia de los científicos del Cisne explica cómo llegaron esas moléculas a consolidarse tan convenientemente. Y como hemos visto anteriormente, por qué se escogió Orión como modelo de «siembra».