El Mapa Hermético

Paititi y los Misioneros Jesuitas

En Cusco, Perú, en el Museo Eclesiástico, se guarda un viejo mapa confeccionado por los misioneros jesuitas, quienes en el siglo XVII llegaron a Paititi. El mapa es una iconografía o dibujo compuesto por montañas, ríos, figuras humanas y animales diversos, y a primera vista parece sencillo e impreciso. Distribuidas en aparente desorden, se aprecian tres leyendas:

Corazón del corazón, tierra in-dia del Paititi a cuyas gentes se llama in-dios, todos los reinos limitan con él, pero él no limita con ninguno.

Estos los reinos del Paititi, donde se tiene el poder de hacer y desear, donde el burgués sólo encontrará comida y el poeta tal vez pueda abrir la puerta, cerrada desde antiguo del más purísimo amor.

Aquí puede verse sin atajos el color del canto de los pájaros invisibles.

Más allá de las palabras

Análisis de Sixto Paz Wells

«El mismo compendio nos hizo suponer que para interpretar el criptograma era necesario plantearse la existencia de otra realidad a la que solo se puede acceder con un mayor nivel de conciencia espiritual.

«Lo primero que llamó nuestra atención fue ver en la primera leyenda, que conformaba un marco rectangular, la separación – quizá hecha a propósito – de las palabras ‘india’ e ‘indio’. De hecho, éstas parecían desprenderse del resto del texto, lo que curiosamente le daba un significado muy diferente: ‘Corazón del corazón, tierra en el día de Paititi (reino solar o a la espera de su tiempo) a cuyas gentes se les llama en Dios (llenos de Dios), todos los reinos limitan con él, pero él no limita con ninguno (por ser un reino espiritual de realización sin límites)’. En las otras dos leyendas no encontramos una estructura hermética, pero luego de haber descifrado la primera, el significado se reveló casi automáticamente.

«La segunda leyenda, escrita en la parte superior del mapa, se referían al Paititi como un lugar especial que permite concretar y realizar todo aquello que uno se proponga, siempre que se cuente con una orientación positiva. Además, su enmarañada protección impide que alguien que no esté en una actitud correcta encuentre lo que se mantiene reservado para los sentidos, para aquellos que han aprendido a ver con los ojos del corazón y del alma, aquellos que como niños, son capaces de abrir las puertas entre las dimensiones.

«El tercer grupo de palabras, plasmado en la parte inferior y a la derecha del mapa, indicaba que el Paititi es el lugar preciso para percibirse sin restar etapas en el proceso de aprendizaje, la vibración de las entidades portadoras del mensaje de los siglos. Los ‘pájaros invisibles’ parecían ser entonces una alegoría de los Hermanos Mayores portadores del Mensaje del Cosmos.

«Este mapa indica que aquel lugar del que nos cuentan las leyendas, y que tan infructuosamente buscaron los conquistadores en su insaciable sed de oro, está lejos de ser alcanzado por cualquiera que vaya con mezquinas intenciones. Diez expediciones científicas han fracasado en su intento de alcanzar la que por ahora es considerada la meca arqueológica de muchos investigadores».

 

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