Abraham: Un proyecto, un individuo

Capítulo 18

Tres mil años antes de Cristo, el pueblo semita emigró de Arabia Saudita debido a los cambios climáticos operados en esa zona, instalándose una serie de clanes a lo largo de la media luna fértil que iba desde Canaán hasta Caldea.

La familia de Abraham era uno de dichos clanes, semita del clan de Heber (de los Hebreos), el cual se instaló en lo que hoy corresponde a Siria, en la región de Arampadam, en el pueblo de Harán. Posteriormente, Teraj, padre de Abraham, emigra hacia Ur de los Caldeos, metrópoli de aquel entonces. Una quiebra «económica» que se menciona en el Talmud en forma anecdótica, llevó a Teraj a regresar a Harán, en donde su hijo es conectado para que de desplace hacia Canaán, zona programada para llevar a cabo una misión…

Abraham: La programación de un Pueblo

Esa “misión” era aceptar ser programado y es así como Abraham permite ser seleccionado para que en él se multiplicaran las cualidades de guía espiritual y luego, estas continuaran a través de su descendencia.

Abraham era una persona psíquica y muy inteligente, que aceptó la idea que los Instructores extraterrestres le transmitieron acerca de un Dios incomprensible, inconmensurable, inabarcable e inmanifestado. Entendamos que no se trataba de un «dios extraterrestre» que vivía en otro planeta, sino, un Dios como un origen de todo. Justamente 3800 años después, ésta es la idea que prevalece en buena parte de la humanidad sobre Dios. Pero en aquel entonces era todo lo contrario ya que existían miles de templos y miles de dioses a quienes se les pagaba tributo y se les rendía adoración.

Abraham capta este mensaje y lo asume. Él, contaba con un buen desarrollo de la telepatía y la percepción extra-sensorial, lo que le permitía poder contactarse con los Guías o Instructores sin necesidad de acercamientos de naves o cosas por el estilo. Entonces, una vez aceptado su rol, se programa la genética de Abraham para que a través de él, se cree un grupo humano que pueda cumplir con la labor de orientar espiritualmente al resto de la humanidad, actuando como guías para el resto, pero no para encumbrarse sino para servir.

Hay que anotar, que según lo que nos han transmitido los Guías, la Tierra y la humanidad son el pueblo seleccionado, mas no así solo un pueblo en particular de ella. El caso de Israel no es el del pueblo elegido, sino más bien, en un principio una selección individual y de relación directa con la persona de Abraham y de toda su descendencia para que conscientes de su misión, sirvieran como guías espirituales y ejemplo de vida al resto. Pero con el paso del tiempo los egos y la soberbia hicieron caso omiso a las directivas y a las recomendaciones, descuidándose el mensaje transmitido, y por asumir actitudes contradictorias, se perdió la perspectiva.

La idea de ubicar a Abraham en Canaan tenía como objetivo aprovechar lo estratégico del lugar por ser un puente natural entre Asia y África. Un lugar de tránsito por el cual muchos pueblos en el futuro iban a tener que utilizarlo como lugar de paso como fue el caso de los egipcios, los hititas, con los sirios, los babilónicos y los persas, entre otros. Inclusive tiempo después, los griegos y los romanos terminaron cruzando por este «obligado» sector de la geografía. ¡Qué mejor lugar para colocar a alguien o a un grupo humano que tuviera tan arraigado sus principios éticos, morales y espirituales que pudieran “contaminar positivamente” al resto de la humanidad y generar con ello una reacción en cadena.

 

El Encuentro con Melquisedec

Abraham no solamente estuvo guiado por Instructores extraterrestres, sino que también por miembros de la Gran Hermandad Blanca intraterrena.

Un día que regresaba de una batalla en la que había derrotado a una coalición de reyes, Melquisedec, uno de los miembros del Gobierno Interno Positivo y rey de Salem (nombre antiguo de Jerusalén), le salió a su encuentro y lo bendijo; entonces Abraham le dio la décima parte de todo lo que había ganado en la batalla. De esta manera, también se supervisaba el proyecto y se daban las recomendaciones a seguir.

Una de las recomendaciones era que se cuidara la sangre, que no se mezclara ésta para no alterar el programa genético. Abraham no podía tener hijos con Sara, sin embargo ella concibe con la ayuda de los extraterrestres que los visitaron en el Encinar de Manré en Hebrón a Isaac. Isaac se casa con Rebeca, quien tampoco podía tener hijos hasta que con la ayuda de «lo alto», concibe a Esaú y Jacob. Jacob se casa con Lía, su prima, y luego con Raquel, a quien realmente amaba pero ella tampoco podía darle hijos. Más, nuevamente, por la mano de los del cielo, tienen a José, el de los sueños premonitorios y precognitorios, el del don de profecía. Sansón hijo de padres estériles, Samuel el profeta hijo de padres estériles, María la Virgen, hija de Joaquín y Ana, no podían tener hijos y sin embargo con la ayuda del cielo la concibieron; Juan el Bautista hijo de Zacarías e Isabel, la prima de María, no podían tener hijos y les nació Juan. Y finalmente Jesús… Como podemos ver, demasiados nacimientos en «madres estériles», muchos hijos programados…

Esta especie de hijos programados muestran el seguimiento y la continuidad que se le quería dar al proyecto, procurando que no se desviara o se interrumpiera en el camino más de la cuenta. Era la mejor manera de supervisar que la programación genética se mantenía, asegurándose que al final, podrían darse las condiciones como para que se manifestara y materializara a través de estos pueblos, la Conciencia Crística en un ser iluminado y altamente evolucionado terrestre que estuviese dispuesto a brindar sus siete cuerpos como para que se incorporara en su momento, en una transmigración, uno de los Padres Creadores un ser de la categoría de Hijo de Dios procedente del Universo Mental.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *