La Palabra

Con ustedes en comunicación Meth.

El quinto vórtice principal de energía ubicado en la garganta es el responsable de desarrollar en todos nosotros el poder de la palabra.

Es la palabra la que con la fuerza de la vibración es capaz de crear, construir y también destruir. La palabra resuena en el tiempo, y queda grabada en el ambiente, en los cuerpos sutiles del planeta (en el cinturón magnético) así como en las cosas y en el aire.

Con el verbo se da vida, y se generan diversas reacciones a vuestro alrededor. Por tanto con la palabra uno enfrenta una verdadera prueba de fuego. Cuiden para ello vuestro lenguaje. Hagan que cada palabra sea un lucero, una guía para los caminantes en la oscuridad de la noche de la conciencia; algo digno de ver y escuchar.

Procuren que cada palabra tenga un sentido perfecto y cabal pues por el verbo fuimos creados y mediante él nos acercamos al registro de nuestro origen.

Pregunta: ¿Qué tan importante puede ser el uso consciente de la palabra?

La palabra debe ser dirigida hacia la luz y a la verdad, sino os envolverá la oscuridad, la confusión y la maledicencia.

Debéis erradicar de vuestro lenguaje toda palabra soez que contiene de por sí su carga de negatividad, porque ello contamina el ambiente; más bien haced que cada palabra sea luz, genere vida y esperanza, que dé ánimo y reparta amor y fraternidad.

Hagan que el poder secreto de cada palabra se expanda por el universo, alumbrando como las estrellas. Para esto envuelvan cada palabra y pensamiento en amor, para que sea motivo de dicha, alegría y unión.

El verbo debe volver al verbo, para ello debe tener como requisito la caridad, la fraternidad y la compasión. Debe obedecer a una sana intención como la de ayudar.

La palabra debe de tener la frescura del amanecer, y la alegría de la naturaleza manifestada en el canto delas aves. La palabra debe contener la serenidad y responsabilidad de un adulto, la sabiduría de un anciano, la ingenuidad de un niño, la inocencia de un bebé y la ternura de una madre.

Comentario: ¡Con tantos requisitos al final nadie hablaría!

La palabra es una gran responsabilidad, por ello nosotros hablamos poco y decimos mucho. En la tierra hay mucha ignorancia de todo ello.

Vuestra palabra debe edificar como se construye un edificio, con cimientos profundos, que aunque no se perciben a simple vista existen. Esas bases sólidas han de ser de espiritualidad, sobre las que se puedan ir armando las paredes que resistan los embates de tormentas y asechanzas. Y la palabra debe fortalecer como fortalece el cemento.

La palabra al ser manifestada debe ser pura como el rocío, simple y bella como las flores, graciosa y ágil como las artes y cristalina como el agua limpia de un arroyo de montaña.

No permitan que vuestra palabra deje de ser clara y directa, firme pero dulce, tierna y suave pero que sabe corregir cuando del error se trata, para que ella refleje la transparencia del alma.

La palabra debe ser dirigida siempre hacía un propósito bueno, de tal manera que refleje a la esencia de Dios que llevamos dentro, para que el verbo se haga carne…

De ahora en adelante piensen antes de hablar. No emitan energía sin sentido, recuerden que tienen un maravilloso instrumento, no lo desperdicien.

No llenen de más energía sin sentido a este mundo rodeado de negatividad. A partir de ahora emitan luz con la palabra; iluminen su camino y el de los demás. Sean amaneceres en la oscuridad de tantas vidas descarriadas, pero buscando las palabras que irradien energía positiva, que clarifiquen y sean guía en la oscuridad.

De ahora en adelante ejercítense hablando sólo en un lenguaje positivo. Todo lo malo y negativo háblenlo en pasado así ayudarán a trasmutarlo.

Amor y paz.
Vuestros Guías de Misión Rahma.

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